miércoles, 13 de mayo de 2009

HISTORIA DE ÉXITO: DUNKIN’ DONUTS


Queridos compañeros quiero compartir con usted esta historia acerca de esta gran empresa que ha sido muy apetecida por el mundo. Veamos un poco como nació esta idea.

Esto nos debe llevar a nosotros como emprendedores a desarrollar nuestras ideas que pasan por nuestro intelecto, convencidos de que si se puede, cuando una idea está bien fundamentada. Veamos…



El negocio de las rosquillas de Dunkin’ Donuts nacía en Quincy, Massachussets, de la mano de William Rosenberg, fundador de la primera tienda de la marca. Hoy en día, Dunkin’ Coffe, que es como ahora se la conoce, posee más de 7.200establecimientos repartidos en más de 30 países de todo el mundo, con unas ventas superiores a 2,7 millones de tazas de café al día.

Este bostoniano demostró desde muy joven su gran habilidad para los negocios. A él mismo le gustaba contar que había gestado su primer negocio durante la gran depresión de finales de los años 20. Por aquel entonces, cuando el pequeño Rosenberg tan sólo contaba ocho años, se le ocurrió cargar en un carrito un gran bloque de hielo en un caluroso día de verano, lo bañó de zumo de naranja y lo llevó a las puertas de un hipódromo, a venderlo en forma de helado. En pocos minutos, antes de que el hielo se derritiera, había logrado vender todos los helados a 10 centavos la unidad, regresando a su casa con 171 dólares en el bolsillo.

Al final de la II Guerra Mundial, William Rosenberg decidió utilizar los 1.500 dólares que poseía en bonos, junto con otros 1.000 que había pedido prestados, para comenzar un negocio: una cafetería en la que servía café, pastas y bocadillos a los empleados de las fábricas de los alrededores de Boston.

Open Kettle, el nombre de su restaurante en Quincy, fue el primero de una cadena que bautizó en 1950 con el nombre de Dunkin' Donuts. El mensaje que se quería transmitir iba implícito en el nuevo nombre de la marca, que significa “mojar la rosquilla”, las dos palabras clave de su concepto de negocio.

Los primeros donuts fueron los tradicionales con azúcar y tostados en su punto, aunque más tarde Experimentaría introduciendo rellenos, mezclando natas, cremas, chocolates, fresa y distintos sabores para terminar con más de 50 variedades diferentes.

Rosenberg es conocido como uno de los primeros empresarios de la industria alimenticia que cedió el nombre de su marca a pequeños comerciantes que abrieron sus negocios por todo el país. Y es que, tan sólo cinco años después de abrir su primera tienda, William inició un fuerte plan de expansión bajo el sistema de franquicias con la apertura de nuevas tiendas por toda la nación.
En 1959, después de que la idea de la franquicia hubiera comenzado a coger buen rumbo, fundó junto a otros visionarios de este sistema la Internacional Franchise Asociation (IFA) que se convertiría en un motor potencial para el crecimiento de los negocios con 30.000 socios y más de 75 sectores diferentes.

Apasionado de los caballos, Rosenberg compró un criadero en Hampshire, en el que llegó a tener doscientos caballos, incluyendo treinta caballos de carreras. Fue por aquel entonces, en la década de los 70, cuando William cedió la presidencia de la compañía a su hijo Robert.

Éste hizo que el negocio siguiera creciendo y absorbió a Baskin Robbins, enseña especializada en la comercialización de helados, y a Togos, una empresa de emparedados.

En la década de los 90, tanto Dunkin’ Donuts como Baskin Robbins y Togos fueron adquiridas por la multinacional británica Allied Domecq, quien unió las tres firmas bajo el nombre de Dunkin’ Brands.
Actualmente, Dunkin Brands, una de las principales empresas del sector, cuenta con más de 13.400 establecimientos presentes en más de 60 países. Su negocio, desempeñado por una plantilla que supera las mil personas, proviene de la unión de las cadenas Togo's, Baskins Robbins y Dunkin Donuts y sus cuentas alcanzan una facturación media por encima de los 4.800 millones de euros.
A pesar de no estar ya al frente, Rosenberg siempre se mantuvo muy unido al negocio.


Principalmente porque todas las mañanas se pasaba por una de sus tiendas donde pedía su desayuno favorito: un café ardiendo y dos donuts clásicos.